domingo, 30 de marzo de 2008

30 de marzo. Animales de compañía, de conveniencia y de diseño.

Los gatos de Hemingway, Baudelaire y el Cortázar son constantes compañeros de parte de sus vidas. Ernest Hemingway, en su casa de Habana, tenía más de 20, a parte de varios perros. Su breve cuento “Gato en la lluvia” (“Cat in the rain”) es, según García Márquez uno de sus mejores cuentos. Julio Cortázar tenía uno llamado “Teodoro W. Adorno”, tomado del nombre del filósofo y sociólogo alemán, que aparece en sus cuentos y en sus novelas. Y el poeta francés, Charles Baudelaire, los menciona en “La flores del mal” comparándolos sutilmente con la burguesía francesa del siglo XIX.


Gatos de sangre azul. Fotografía de unos gatos tailandeses conocidos como “Ojo de Diamante” o "Khao Manee", en el Parque Royal Thai Cats, en la provincia de Nakhon Pathom (Tailandia). El Khao Manee, es una raza de gato con el cuerpo blanco y con ojos de color amarillo y azul. Son unos 70 gatos de esta especie, descendientes directos de los Khao Manees. Se dice que pertenecieron al Rey Tailandés Rama V, que gobernó desde 1868 a 1910.


Una cría de oso polar juega con su madre en el Zoo de Moscú (Rusia). Dos hembras de oso polar dieron a luz a tres crías en el mismo. Fue en noviembre de 2007. (Yuri Kochetkov. Efe).


Cada vez son más los osos polares que se ahogan por el deshielo del Ártico. En septiembre del 2004, momento en que se hizo un reconocimiento aéreo del Ártico, una cuarentena de ellos estaban nadando en el mar, lejos de cualquier témpano de hielo y muchos probablemente se ahogaron. "Para cualquiera que se pregunta cómo el calentamiento global y la reducción del hielo afectará a los osos polares –comenta Richard Steiner, catedrático de biología marina en la Universidad de Alaska–, la respuesta es sencilla: se mueren". La organización ecologista Greenpeace puso en su día en antena un anuncio televisivo que mostraba cómo una osa y su cachorro se hundían en el mar, al deshacerse el témpano de hielo que les apoyaba y advertía: "Los osos polares podrían extinguirse dentro de poco debido al calentamiento global".


Bush abraza a su asesor, el conejo de Pascua, un peluche de diseño en la Casa Blanca. El mismo día en que se registraban los cuatro mil soldados muertos en Irak, el presidente de Estados Unidos jugaba con su conejo de Pascua, de espaldas a una guerra cuyo coste humano –unos 30.00 soldados heridos y más de cien mil ex combatientes con problemas mentales– probablemente le cueste al partido republicano su permanencia en la presidencia. En un momento en que su popularidad está por los suelos, Bush no dudó en bromear con el conejo de Pascua. Previamente, Dana Perino, la portavoz de la Casa Blanca, aseguraba que el mandatario “no pasa un día sin pensar en los soldados muertos”. Pero, la realidad es que el presidente celebró a su modo el quinto aniversario de la guerra de Irak, jugando con el “conejo de Pascua”. Y, durante 10 meses que todavía le quedan, trata de salvarse como puede en un conflicto que desangra su país.


Por su arte, Pep Roig continúa dibujando nuestra España, en su humor negro que le caracteriza.



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