viernes, 25 de diciembre de 2009

Cacerolada contra el discurso real.



La clásica escena del Rey con corbata rosada, entre el árbol y las figuras del nacimiento del Niño a su izquierda, la fotografía de la familia real y la bandera de España a su derecha, mientras recita el clásico discurso de Navidad, pretendió ayer convertirse en una escena distinta. Y lo consiguió, sólo en apariencia. En efecto, el árbol de Navidad estaba esta vez a su derecha y la foto del Príncipe a su izquierda. Su corbata era verde y la bandera nacional, junto a la europea, estaban colocadas a sus espaldas. Pero, en el fondo, todo seguía como siempre. Habló del paro, de una Europa más unida, de la proliferación de casos de corrupción, de la cohesión, la reparación de tensiones y divisiones, la unidad de todos para volver a crecer y crear empleo… Discurso más o menos parecido al del año pasado y que dejó un poco frío a los espectadores más monárquicos.

Isaac Rosa, en un artículo titulado “Buen intento, Majestad”, ya había comentado: “A ver si, con el anzuelo de las novedades, levanta una audiencia que cae año tras año, y de paso desactivan la cacerolada republicana que desde hace días viene convocándose en Internet. Si la cosa funciona y picamos, el año que viene ya se inventarán otra cosa para camelarnos: que no lleve corbata, que alterne en su discurso las distintas lenguas oficiales, que hable mientras pedalea o que imite a Chiquito, cualquier cosa que convierta en curiosidad la indiferencia de los espectadores, y que rompa, al menos en el envoltorio, la imagen apolillada de un rey paternal que antes de la cena más familiar del año echa unas palabritas a su grey”.

Pero, pese a lo anunciado anteriormente por el presidente de la Corporación de RTVE, Alberto Oliart, quien había desvelado que la Casa Real había solicitado a TVE que se “variara” la imagen que se ofrece en el tradicional mensaje televisado, el fondo del discurso real, presentado por el mismo Rey, no varió lo más mínimo y no consiguió atraer a una mayoría de españoles que siguieron con la cena de Navidad, mientras todas las televisiones mostraban las imágenes del Rey y muchos había quitado el sonido.

Remedando el programa venezolano de “¡Aló, Presidente!” de Hugo Chávez, Iñaki Anasagasti había sugerido que llamaran el espacio “Aló, Majestad”. Pero ¿quién fue el autor del discurso que el Rey leyó en televisión? Difícil saberlo. “Lo que nadie conoce aquí –dice Anasagasti– es si el discurso que lee el rey Juan Carlos en el telepronter es el de él, el del gobierno, el del jefe de la Casa Real, Alberto Aza, el de una comisión o el del que hace los guiones de un programa de jeroglíficos. Constato pues el primer dato. Siempre he criticado estos mensajes porque son propios de un rey castellano de 1975, absolutamente insensible a la realidad de una Constitución que dice defender. Su madrileñismo y su incapacidad tan siquiera para decir ‘Zorionak’, ‘Bon Nadal’ o ‘Boas Festas’, me parece intolerable. Demuestra tan solo con éste gesto que sigue sin asumir que preside un estado plural y plurinacional con lenguas cooficiales consagradas en ese texto constitucional del que es incapaz de seguir su mandato. Todo es tan ‘políticamente correcto’, tan evidente, tan banal, tan trillado, tan de lugares comunes que encontrar un titular es digno de un premio Pulitzer. Condenar a ETA, no es noticia, aunque sea una obligación, pero sí lo hubiera sido en su día haber condenado al Gal o a las acciones de la extrema derecha, cosa que jamás ha hecho. Ni lo hará. Le falta pues un cierto equilibrio”.

Y, tal como se venía pregonando, la escena que sí valió la pena escuchar en directo es la ejecutada en muchos de los balcones de Madrid y de provincias: el cacerolazo general como reacción del discurso real. La propuesta de Internet sobre la banda sonora especial del discurso del rey Juan Carlos de Borbón en la Nochebuena tuvo eco y dio que pensar. Fue una propuesta anónima, pero con la sana intención armar mucho ruido contra la institución monárquica. Y, en no pocas terrazas, ventanas o balcones los españoles sonaron ruidosamente las cacerolas durante este discurso, sobrepasando las palabras reales. Lo que sí dio qué pensar…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gustaría saber (porque lo desconozco) si Juan Carlos y Sofia, cotizan a la seguridad social,como todo hijo de vecino,si tienen una base de cotizacion de contingencias comunes, de IRPF, y por accidentes y desempleo. ¿En su nómina hay dietas... plus de transporte, variables por rendimiento, pagas de beneficios, pagas extras...? ¿Nunca están de baja...? ¿Acaso tienen un régimen especial, pero un régimen al fin y al cabo, como el de los toreros, o el agrario...? Y porqué no se jubilan de una puñetera vez. El ojo derecho de su majestad está definitivamente caido, y ya balbucea y arrastra penosamente algunas frases. Podría ser el gintonic.
chiflos.