martes, 8 de junio de 2010

Los gestos de Rafa Nadal, el tenista número 1.






Rafa Nadal, coterráneo mío, ganaba el pasado domingo su quinto Ronald Garros y volvía a ser el número 1 del tenis mundial. El tenista mallorquín superaba, así, el ranking de la ATP al suizo Roger Federer, al vencer frente a Robin Soderling. Nadal ya fue el número 1 durante 46 semanas, pero perdió esta distinción en julio del año pasado, cuando fue eliminado por el mismo Soderling y no pudo participar en Wimbledon por las constantes molestias que sufría. Todo coincidió con la separación de sus padres, el aumento de molestias en sus rodillas y su bajón de juego. Rafael necesitó casi toda la campaña anterior para superar sus problemas personales. Pero, una vez superados estos obstáculos, ya se encuentra en forma para seguir. “Este es el momento más emocionante de mi carrera”, dijo al público de la Philippe Chatrier, agradeciéndole su apoyo y expresando lo importante que fue para él levantar este trofeo.

Hace un año, Nadal estaba en la piscina de su casa de Manacor con una tendinitis de inserción en ambas rodillas que le hacía dormir con una máquina atada a las articulaciones y luchaba para volver a ser tenista. Ahora ya lo ha conseguido con creces. “Logré –dice– mi objetivo: estar sano y sentir que estoy para competir con los mejores”. A sus 24 años, a Nadal aún le quedan muchos registros por batir para seguir creciendo en la historia de este deporte. El primero es empatar a Bjon Borg en número de Roland Garros conquistados. Y, si su carrera de un tenista dura, como mínimo hasta los 30 años, sus expectativas son muy grandes, sobre todo si mantiene la forma demostrada.

Al terminar el encuentro, Rafa se echaba al suelo y lloraba de emoción. Algunos piensan que por ganar un premio de 1.120.000 euros. Otros, dicen que por recuperar el primer puesto del tenis mundial, perdido el pasado 22 de junio de 2009 y mantenido durante 46 semanas. Otros, en fin, sólo ven en su gesto la señal de un gran deportista al que muchos daban por acabado.

El público aplaudió sus gestos. “He podido sacar mi mejor tenis en el día más importante”, reconocía Nadal, tras haber superado “momentos muy difíciles” así como las constantes recaídas en su lesión de rodilla. “Ha sido un partido muy bonito, con un rival muy complicado. Pero, al final –añadió, refiriéndose a las lágrimas derramadas–, no he podido contener los nervios”. Toni, su tío y entrenador, remataba: “Un año después, está aquí y creo que se lo merece por su constancia en el trabajo, su ilusión y por hacer las cosas bien. Los periódicos dijeron algunas veces cosas como que Rafael estaba acabado y no volvería a estar arriba, pero yo sentía que él seguía siendo el favorito”… Ahora, Nadal, que ha aprendido tanto de sus victorias como de sus derrotas, y su entrenador saben que la próxima victoria es la de Wimbledon. “La confianza dura sólo desde ahora hasta el lunes en el que empieza ese torneo”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este tío es un verdadero ejemplo. Y un buen chico.
chiflos.