martes, 18 de febrero de 2014

La Guardia Civil disparó contra los inmigrantes en Ceuta.


 Fotos: El drama de Ceuta.
 Fernández de Mesa (dcha), director general de la G. C., con el teniente coronel jefe ceutí, Andrés López.
El drama de Tarajal.

“¿Hicieron bien los guardias civiles, o sus jefes, o los jefes de sus jefes? –se pregunta Antonio Casado en El Confidencial sobre la participación en los graves incidentes y muertess de 14 saharauis en la frontera de Ceuta, el pasado día 6, cuando un grupo de unos 400 subsaharianos intentaron traspasar el paso para entrar en suelo español de manera irregular–. Sin normas de uniforme aplicación en las fronteras de la UE, de poco servirá lo que España haga por su cuenta o por cuenta de unas prácticas de buena vecindad con Marruecos. Y a escala nacional es preciso un consenso previo entre los dos grandes partidos, el que gestiona los intereses generales y el que antes o después volverá a gestionarlos. Así que huelga la demagogia de unos y otros. No se trata de constituir una fortaleza ni de dejar paso libre, ni se trata de suavizar o endurecer, sino de ordenar una política migratoria armonizada que contemple la inmigración legal y el asilo, amén de políticas de desarrollo en países donde se origina la presión.

¿Hicieron bien los guardias civiles, o sus jefes, o los jefes de sus jefes? –se pregunta Casado al llegar a España 12 inmigrantes que fueron devueltos en el momento a Marruecos–. Solo tenían dos opciones: una, tratar de impedir la llegada de estos pobres infelices a territorio español “con los medios a su alcance” (estos, y no otros), sabiendo que algunos podían morir. O bien, dejarlos pasar por razones humanitarias hasta que se vayan resolviendo los consabidos expedientes de expulsión, sabiendo que el precedente habría redoblado las avalanchas por mar en días sucesivos. Personalmente, me siento incapaz de saber cuál es la respuesta razonable frente a la necesidad de actuación ‘en caliente’ y no sobre el ordenador del comentarista frente al hecho consumado”.

La delegación en Ceuta de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) pide que no se “busquen” responsabilidades entre los guardias civiles que intervinieron el pasado jueves, cuando murieron ahogados al menos quince inmigrantes que trataban de llegar a nado a la costa española. Denuncia que llevan tiempo “temiendo que se vaya a imputar a guardias civiles por devoluciones de inmigrantes o como quieran llamarlas y por eso pedimos un protocolo de actuación”. Advierte que si los agentes “no cumplen con lo que se les ordena pueden incurrir en un delito militar de desobediencia y, si cumplen, al final sucede esto, que terminan sentados en un banquillo”. Por ello, la AUGC  añade que los guardias “cumplen órdenes porque así se les manda y en todo momento tienen que decir la verdad de los hechos, quién les mandó, cuándo y por qué”.

Una semana después de la tragedia, el ministro del Interior reconoce, que sí hubo disparos de balas de fogueo y pelotas de goma, pero asegura que eso no causó los ahogamientos. Basándose en testimonios de los inmigrantes, un grupo de ONGs denuncia a la Guardia Civil ante la fiscalía por un presunto mal uso de material antidisturbios. Aseguran que les dispararon pelotas de goma mientras nadaban y que eso pudo provocar los ahogamientos. La comisión europea pide explicaciones a España por ese uso de material antidisturbios. Desde la Comisión Europea, la comisaria Cecilia Malmström realiza una dura denuncia contra la actuación del Ejecutivo. La Comisión, según este texto, pide a las autoridades españolas “clarificar las circunstancias de los incidentes en Ceuta” y exige a España que garantice el respeto de los derechos fundamentales en todo lo que atañe a su trabajo conjunto con Marruecos para frenar la inmigración. Además, Malström advierte de que Bruselas “se reserva el derecho de seguir las vías apropiadas si hay evidencia de violación de los derechos fundamentales de la Unión” con el uso de material antidisturbios contra los seres humanos que trataban de alcanzar las costas de Ceuta. Malström ya chocó con el ministro del Interior cuando el Gobierno decidió instalar cuchillas en la valla fronteriza de Melilla y aun reconociendo que éstas no son ilegales, sí advirtió de su inutilidad, pues los inmigrantes accedían igualmente a España pero con graves heridas.

Por su parte, Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger (Marruecos), divulgó una declaración “ante los hechos de Ceuta”. “No te cierres a tu propia carne –dice el fraile franciscano–. Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que va desnudo (…) Este único conocimiento bastaría para que fuese otra la política de las fronteras (…)  Es inaceptable que la vida de un ser humano tenga menos valor que una supuesta seguridad o impermeabilidad de las fronteras de un Estado. Que una decisión política vaya llenando de sepulturas un camino que los pobres recorren con la fuerza de una esperanza. Que mercancías y capitales gocen de más derechos que los pobres para entrar en un país. Que a los fallecidos en las fronteras se les haga culpables primero de su miseria y luego de su muerte. Ellos no son agresores: han sido agredidos (…) Es inaceptable que el negrero de ayer perviva en los gobiernos que hoy vuelven a encadenar la libertad de los africanos (…)

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