viernes, 31 de octubre de 2014

Esperanza Aguirre dice sentirse “abochornada”.

 
A estas horas de escándalo general en el PP, la expresidenta madrileña, aunque no dimitió del liderazgo conservador autonómico, ya ha entonado el mea culpa por confiar en Francisco Granados, a la sazón, su mano derecha en el partido y su número tres en el Gobierno de la Comunidad de Madrid. Curiosamente, Granados presidió la comisión que investigaba el “Tamayazo”, la operación que llevó al poder a Esperanza Aguirre por la traición de dos diputados socialistas. Pues bien, Aguirre ha pedido perdón. Confiesa haberse sentido “abochornada” y “harta” del goteo de casos de corrupción y se ha negado a esconderse “tras la coletilla de la presunción de inocencia o de que se está esperando a lo que digan los jueces”.Son frases repetidas por los jerarcas del partido y por su claque, que han sido igualmente utilizadas por Rajoy, Cospedal o la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Pero los ciudadanos, están “hartos de esas coletillas”, que son las “excusas de los políticos para no tomar postura sobre miembros de su mismo partido”.

De hecho, la comparecencia de Aguirre fue tan demoledora que Rajoy se ha visto obligado a adaptar a su estilo el guión de la lideresa y el martes, aprovechando su comparecencia en el Senado, leyó un comunicado pidiendo “perdón” a los ciudadanos por los casos de corrupción y garantizando “limpieza” desde ahora. Pero la presidenta de su partido, pese a haber sido la pionera en pedir perdón, no parece contar con el apoyo de Rajoy, habiendo  quedado tan tocada o más que el resto del PP. Y Rajoy lanzaba ayer un dardo a Aguirre: “Se ha equivocado, como yo”.

Según los conservadores, la operación Púnica no ha dejado de ser un mazazo definitivo para el tirón electoral de Aguirre, lo que la aleja definitivamente de la candidatura a la Alcaldía de Madrid. La presidenta del PP autonómico intentó desvincularse de los alcaldes madrileños detenidos, pero es de sobra sabido que, en la Comunidad no se elige una candidatura “sin el visto bueno de la presidenta”. Ahí están las fotos de Aguirre con los alcaldes que luego fueron encarcelados (el de Collado-Villalba, el de Valdemoro, Torrejón de Velasco y Casarrabuelos), repetidas hasta la saciedad en las  portadas de los medios. Por si quedaba aún alguna duda, en un acto de la Fundación Villacisneros, en la que entregó un premio por su “compromiso con la libertad”, Aguirre trató de matizar sus palabras, asegurando que a lo mejor “conocía a alguno”, pero que ella no los había nombrado. Y ayer mismo,  afirmaba en una entrevista concedida a Onda Cero que ella no pensaba dimitir por los escándalos de corrupción de la 'Operación Púnica' y dejaba en mal lugar a la dirección del partido a la que reclamaba reformas internas y evitaba respaldar a Mariano Rajoy como candidato a repetir en La Moncloa. “Creo –añadió– que tengo ideas que pueden hacer que la regeneración llegue y por lo tanto creo que lo que tengo que hacer no es abandonar el barco cuando parece que se hunde. Yo he dado un paso atrás de la primera fila pero he dicho que seguiría en política mientras Dios me diera vida”, ha recalcado.

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