martes, 27 de enero de 2015

El terremoto de Grecia asusta y hace temblar a la Troika.





Las redes recogieron las primeras reacciones de algunos dirigentes políticos de la Unión Europea. Ángela Merkel y Mariano Rajoy no podían creer ni articular palabra tras ver los datos de los primeros sondeos en la tele. “La Merkel –escribe Qaesar en El Ventano, bajo el título ‘España no es Grecia y el miedo empieza a estar más repartido’– tuvo que tragarse parte de su prepotencia, y Juncker también se tendrá que comer algo de su chulería cuando tengan delante a unos tipos defendiendo unas propuestas en las que creen y que cuentan con el respaldo de todo un pueblo. El segundo 'marrón' que le puede salir a esta Europa de los mercaderes es España, otro de los 'cerdos rojos' que empieza a preocupar a la Troika por la aparición de una fuerza tan difícil de combatir como Podemos, un PP que se mantiene por la incultura democrática de buena parte de su electorado, y un PSOE totalmente perdido. Todo apunta a que solo queden dos opciones en el tablero: PP y Podemos. Como ha ocurrido en Grecia, la derecha disfruta de una amplia forofada que va a seguir fichando en las urnas; Podemos se mantiene en segundo lugar, con posibilidades de gobernar importantes instituciones tras las elecciones de mayo, mientras el PSOE camina hacia la irrelevancia política, a pesar del respiro momentáneo que le pueden dar las elecciones andaluzas de marzo”.

ABC de ayer recuerda en portada, que “el populismo se apropia de Grecia”. La Razón habla de la “Desgrecia de los helenos”. El Mundo repite que Grecia desafía a la Troika. Según La Vanguardia, Grecia se planta v El País sostiene que la victoria de  Syriza anticipa en Europa un periodo de agitación y señala que Rajoy advierte a España de “no jugar a la ruleta rusa” con Podemos. Las redes apuntan que Ángela Merkel y Mariano Rajoy no han logrado articular palabra, tras ver los datos de los primeros sondeos en la tele.

La cultura del miedo –recuerda Alba Chaparro en La Lechuga de Minerva– es la única que se está empleando para desacreditar a Syriza, ahora que han ganado las elecciones y pende de un hilo el futuro de Grecia. Se proclama el miedo desde los partidos de la oposición, desde la Troika, desde los gobiernos conservadores neoliberales, desde las grandes corporaciones... en definitiva, desde cualquier organismo que apoya el sistema capitalista y el juego de poder establecido. “Esa cultura que intentan imponer es una cristalización del miedo que sienten los adeptos al actual régimen político y económico. Se está difundiendo la idea de inestabilidad e incertidumbre para desacreditar la decisión que han tomado los griegos en las urnas. Se vende el ideal de democracia a la vez que se desprestigia la democracia misma. ¿Quiénes, si no los griegos, son los que deben decidir por el futuro de Grecia? ¿Por qué tantos esfuerzos por doblegar la voluntad del pueblo heleno? Lo que vaya a pasar ya se verá, y hacer conjeturas desde el descrédito y la descalificación es tarea vacua y poco constructiva. Además de una falta de respeto”.

Alba Chaparro, en “Grecia, populismo y democracia”, no entiende por qué tanto miedo al populismo, ni por qué tanto miedo a que los griegos decidan por el futuro de Grecia. “¿Quiénes somos el resto para criticarles por ello? La democracia es eso, ¿no? Estamos hartos de ver programas políticos incumplidos y promesas rotas. ¿Acaso no es eso ‘populismo’? ¿Acaso no es populista decir una cosa y hacer la contraria, argumentando ‘la situación coyuntural’? ¿Por qué se aceptan esas actitudes por parte de los gobiernos pero no por parte de los ciudadanos? Igual que el Partido Popular quebrantó su programa electoral debido a la ‘urgencia de solventar la crisis económica’, los griegos han decidido replantearse sus compromisos con Europa para intentar solventar su propia crisis. Si una cosa es lícita, la otra también, y no somos nadie para criticar que los habitantes de un país decidan democráticamente sobre su futuro. Grecia lleva muchos años esperando de Europa una ayuda que se ha traducido en miseria, precariedad y desequilibrio. Ante la decadencia griega solo se ha respondido con inoperancia absoluta, ineptitud política e insuficiencia económica, por lo que es normal que unos ciudadanos empobrecidos hayan dicho ‘basta ya’. El pueblo ha hablado, y quiere cambio. Si ese cambio no es el esperado, o no es el prometido, habrá ocasión de valorarlo cuando haya pasado un tiempo. Pero, de momento, que el futuro de Grecia lo decidan los griegos no es reprochable, aunque sea a costa de incumplir unas promesas que nadie les consultó y que han hipotecado su porvenir”.

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