martes, 2 de junio de 2015

Monumental pitada en el Campo Nou impide oír el himno nacional.

El rey Felipe VI, el presidente de la Generalitat y el de la Federación Española de Fútbol, escucharon claramente la pitada que apenas dejaba oír el himno nacional.



La interpretación del himno nacional duró 48 segundos y se emitió a elevadisimo volumen, pero fue superada por los silbidos de los espectadores que llenaron el pasado sábado el Nou Camp en la final de Copa entre el Athletic Club y el Barça. Una docena de organizaciones independentistas habían repartido 10.000 silbatos entre el público asistente al partido. Y Miguel Cardenal, presidente del CSD (Consejo Superior de Deportes), había pedido por carta a ambos clubs que tomaran medidas contra los pitidos y protestas. Pero, tal y como se preveía, el himno nacional fue masivamente abucheado por un público que protestaba por la presencia del rey en el estadio.

A pesar de que se emitió a un alto volumen por los altavoces del estadio, la pitada de una mayoría de más de 95.000 espectadores asistentes al partido se impuso claramente. La misma plataforma de organizaciones independientes había publicado un manifiesto “por la pitada al himno español y al rey Felipe de Borbón”, en el que pedía “manifestarse sonoramente”, reivindicando “nuestra voluntad de libertad nacional”. El manifiesto consideró el evento deportivo como una “ocasión inmejorable” para realizar una acción de protesta con la siguiente reivindicación: “Queremos dejar de ser súbditos del reino de España para ser únicamente ciudadanos de una Cataluña independiente”. Miguel Cardenal, presidente del Consejo Superior de Deportes, había afirmado que “todos los himnos, sea cual sea la competición deportiva nacional o internacional que se dispute, deben ser respetados en un ambiente cívico y educado”. Cardenal había enviado una carta cordial y de cortesía a los dos clubes finalistas en las que instaba a sus presidentes a que adoptaran medidas destinadas a respetar los elementos que conforman nuestra convivencia democrática. También Vicente del Bosque, seleccionador nacional, abogó por una final de Copa del Rey “deportiva” entre Barcelona y Athletic Club de Bilbao y opinó que “hay que respetar y no pitar el himno español”.

El FC Barcelona, por medio de su vicepresidente institucional, Carles Vilarrubí, asegura que la entidad azulgrana había pedido que se “respetasen formalmente los himnos y las instituciones”, pero advirtió que no podía “imponer comportamientos”. El Gobierno convocó inmediatamente a la Comisión Antiviolencia, con el fin de investigar los hechos del himno. En un comunicado, Interior se reserva el derecho de establecer sanciones, aunque no especifica a quién. El mismo Ejecutivo defiende que las cuestiones ideológicas o políticas “no deben interferir el normal desarrollo de los acontecimientos sociales, culturales y deportivos”, algo que se puede interpretar de varias formas. El Gobierno vasco e Iñigo Urkullu consideran que está “fuera de lugar” y es “un error” pretender sancionar a Athletic y FC Barcelona por “una decisión de sus aficiones”. Defienden que se está ante una “cuestión socio-política que merece otras reflexiones y concienciación en los ámbitos político-institucionales y sociales”. El líder del PSOE, Pedro Sánchez, fue el único que llamó al rey Felipe VI para transmitirle “todo su apoyo y el del partido” por la pitada al himno y manifestarle “el respeto del PSOE por los símbolos del Estado” y “la importancia de mantener el prestigio de las instituciones y los símbolos”. Iñigo Errejón, secretario político de Podemos, dijo “entender” que haya gente “que pueda sentirse ofendida cuando se pita un himno” pero que, en su opinión, la libertad de expresión debe estar por encima de todo y la solución no es “prohibir” nada, sino encontrar “símbolos” que “unan”. Y para Ada Colau, líder de “Barcelona en Comú” y candidato a ser elegida alcaldesa, “mientras se haga de forma pacífica hay que estar con el derecho a la libertad de expresión y lo que debería preocupar a los responsables políticos es por qué se producen esas protestas”. 

Más que gritar y patalear por parte de los seguidores del Barça y Athletic, los silbidos y protestas de estos aficionados son interpretadas como protestas contra la imposición de un rey no elegido por los mismos sino impuesto desde arriba. Así que uno se pregunta: ¿Por qué no se deja que estos acontecimientos se desarrollen sin la intervención de las autoridades y sin la imposición de himnos de clase alguna? A lo mejor, ¿quien sabe?, estas medidas evitarían las monumentales pitadas y silbidos que ahora tanto molestan a las autoridades que las impusieron y se escandalizan de que no se cumplan.

 

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