domingo, 30 de abril de 2017

Aguirre, acorralada por la corrupción del PP de Madrid, mintió y echó el telón.

      Aguirre rompe a llorar ante la prensa.

“Catorce años después del tamayazo que la llevó al poder en Madrid –escribe Jesús Maraña en su InfoLibre–, Esperanza Aguirre dimitió del último cargo político que ocupaba, pretendiendo hacer creer a la ciudadanía que daba ese paso por ‘responsabilidad’, por no haber ‘vigilado más’ a Ignacio González,  su vicepresidente y sucesor, hoy encarcelado y de quien proclamó sentirse ‘traicionada’ y ‘engañada’. Fue la enésima mentira de Esperanza Aguirre, por mucho que ella fingiese un mohín de emoción y vergüenza. Prefirió aferrarse a la ignorancia para no terminar siendo acusada de cómplice o, como mínimo, encubridora de un inmenso cenagal de corrupción. La gran actriz Aguirre echó el telón, pero sólo cuando sus principales compañeros de reparto estaban, por fin, en la cárcel”. Maraña asegura que Aguirre siempre ha presumido de dar la cara, “pero terminó leyendo un breve texto de renuncia sin admitir preguntas, temerosa quizás de que alguien le cuestionara tantas falsedades”. Sostuvo que, “en algunos momentos de mi presidencia, algunos medios le señalaron [a Ignacio González] como inmerso en asuntos que podrían ser calificados de incorrectos. Le pedí explicaciones y me las dio en privado de manera exhaustiva”. “Quizás se refería –insiste Maraña– a abril de 2007, cuando Manuel Rico firmó en la revista Tiempo informaciones que detallaban la clamorosa golfería protagonizada por el entonces vicepresidente de la Comunidad de Madrid y presidente del Canal de Isabel II, al adjudicar la explotación de un campo de golf en pleno centro de Madrid a una UTE en la que participaba una empresa montada por el socio del hermano y del cuñado de Ignacio González… Quizás a enero de 2009, cuando el diario Público (entonces en papel) desveló toda una serie de adjudicaciones irregulares protagonizadas por su vicepresidente y nuevos detalles sobre su sorprendente patrimonio… Quizás a abril de 2009, cuando la periodista Pilar Velasco, de la Cadena SER, informó de la existencia de un amplio dosier de espionaje político en la Comunidad de Madrid. Y desveló el contenido de un vídeo grabado a Ignacio González junto a tres acompañantes, entre ellos el entonces gerente del Canal de Isabel II, Ildefonso de Miguel, en un viaje oficial a Colombia… O quizás a 2012, cuando el diario El Mundo aportó la primera información sobre el famoso dúplex de Estepona comprado por el matrimonio González a través de un testaferro con un dinero cuyo origen investiga todavía un juzgado por su presunta relación con la Operación Arganda, el mayor pelotazo inmobiliario organizado por la trama Gürtel. Sobre este asunto habrá escuchado Aguirre, como todo ciudadano atento, la grabación de un encuentro entre Ignacio González y dos policías en el que hablan de cómo tapar el escándalo y frenar la investigación”.

Aguirre y González, en su época de esplendor, siempre se apoyaron mutuamente.

“Ahora –confiesa Aguirre, aparentemente defraudada y decepcionada– me siento engañada y traicionada. No vigilé más. Este auto y esta prisión no son una prueba definitiva contra él, pero sí demuestran que yo no vigilé todo lo que debía”. “Pero no sólo mintió –concluye Jesús Maraña– sino que esta aseveración supuestamente responsable es una ofensa a la inteligencia de los ciudadanos y demuestra además el concepto de democracia que defiende esa ‘Juana de Arco liberal’ (así nombrada por Vargas Llosa). No se puede sentir engañada quien conoce perfectamente desde hace al menos diez años las irregularidades de su hombre de confianza. En lugar de haberlo despedido, lo que hizo fue designarlo sucesor, después de intentar colocarlo al frente de Caja Madrid. Si ella y el propio Mariano Rajoy respetaran  las reglas democráticas, no habría que esperar a un auto de prisión para asumir la responsabilidad política sobre la corrupción. No quisieron atender a lo que señalaban ‘algunos medios’ porque preferían escuchar los cantos de sirena y los enormes silencios protagonizados por la inmensa mayoría de las cabeceras mediáticas, por otra parte muy bien regadas de publicidad institucional, es decir con dinero público desde la Comunidad de Madrid y el propio Canal de Isabel II. Pese a la opacidad permanente, sabemos que Aguirre y González repartieron casi 55 millones de euros en anuncios del Canal entre 2006 y 2015 a los mismos medios que hoy se declaran absolutamente escandalizados tras la Operación Lezo... La actuación protagonizada en los últimos meses por el fiscal general del Estado y el fiscal jefe Anticorrupción con el apoyo o bajo instrucciones del ministro de Justicia (en Madrid, en Murcia, en Cataluña) constituye un verdadero atropello a la independencia judicial. Ya que el Gobierno no tiene el menor interés en corregir el rumbo, tendrá que ser el Parlamento quien le obligue a hacerlo. Pese a su exquisita educación británica, la dimitida Esperanza Aguirre siempre ha disfrutado con el uso de expresiones soeces para ilustrar las sobremesas políticas y periodísticas. Una de sus sentencias preferidas al hablar de la capacidad de acierto y error en la actividad política era más propia de un sexador de pollos: ‘¡A cojón visto, macho seguro!’, solía exclamar, entre risas. El problema es que lo de González, Granados, López Viejo y tantos otros corruptos y corruptores no interesaba verlo. Esa ceguera voluntaria contamina a instituciones clave para la salud democrática. Aún no sabemos hasta qué punto”.

Esperanza Aguirre y Alberto López Viejo en un acto electoral del PP.

Poco antes, Esperanza Aguirre aseguraba que López Viejo le había “mentido” sobre empresas de Correa: “No era una persona de mi confianza”. La Cadena Ser ofreció en directo la declaración completa de la expresidenta madrileña. La portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, subrayó que el exconsejero de Deportes, Alberto López Viejo, que organizó actos con las empresas de la trama Gürtel cuando ella estaba en la presidencia, le mintió y le ocultó información ‘constantemente’. Aguirre declaró como testigo en el juicio de Gürtel, un día después de la detención de Ignacio González, el que fuera su mano derecha y al que designó como sucesor al frente de la Comunidad de Madrid cuando, en 2012, decidió dejar el cargo y dar ‘un paso atrás’. “Claro que me ocultó información constantemente, y además me mintió cuando le llamé en relación al artículo de Interviú”, había destacado la expresidenta de la Comunidad de Madrid. Esta revista publicó un reportaje titulado “Las amistades peligrosas”, en el que se decía que unas personas vinculadas al PP estaban obteniendo contratos de administraciones gobernadas por el partido y, entre ellas, la Comunidad de Madrid. Y mencionaba una empresa de la trama Gürtel que López Viejo había contratado para la organización de actos de la presidencia de la región, lo que motivó que Aguirre pidiera explicaciones a su consejero, que está acusado en este juicio. Aguirre explicó que cuando se reunió con él tras la publicación de dicho artículo, López Viejo le afirmó que ya no iba a contratar con esa empresa, sino que iba a hacerlo con otras. Lo que no le reveló es que las otras empresas seguían estando vinculadas con el grupo que lideraba Francisco Correa.

.         Aguirre ha afirmado que, en sus más de 30 años en política, nunca ha mentido. 

Esperanza Aguirre lanzaba el 28 de marzo un reto a los medios de comunicación: que encontrasen una sola mentira suya a lo largo de su carrera política. Ignacio Escolar, director de Eldiario.es, mostró toda una una serie. “Las hay por decenas –comenta–. Es difícil encontrar a una política con su trayectoria que mienta tanto y de forma tan habitual. Esto es solo una  recopilación de sus mayores mentiras. Hay muchas más. Dijo que ‘ella había destapado la Gürtel’. Una trama corrupta que nació, creció y se reprodujo bajo las faldas de Esperanza Aguirre, sin que la lideresa moviese una ceja hasta que llegó la investigación del juez Baltasar Garzón. En su famosa frase, Aguirre se refiere a una operación urbanística que Francisco Correa intentó poner en marcha en Majadahonda, un pelotazo que provocó que medio grupo municipal del PP se levantase contra su alcalde, Guillermo Ortega, acusándole de corrupción. Aguirre solo actuó para forzar la dimisión del alcalde cuando se montó el follón. Pero, tras ‘destapar la Gürtel’, lo siguiente que hizo no fue irse al juzgado y denunciar al alcalde en cuestión. En vez de eso le protegió, nombrándole gerente del ruinoso Mercado Puerta de Toledo, con un buen sueldo y una laxa ocupación. Guillermo Ortega vivió de esa ‘mamandurria’ hasta que la Gürtel estalló”. 

       Aguirre sostuvo que la Fundescam, investigada por el juez, era "absolutamente transparente"

Aguirre dijo que no le constaba que hubiera habido financiación irregular en el PP de Madrid. “Aguirre conoce muy bien cómo se financió la campaña electoral del Tamayazo, la que le llevó a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Fue a través de Fundescam, una opaca fundación del partido que recaudaba ¿donativos’ entre empresarios amigos de la casa –que después recibían sus buenas adjudicaciones públicas–. Ese dinero sirvió para pagar la campaña electoral de Aguirre a través de las empresas de la Gürtel, modificando las facturas para que no se enterase el Tribunal de Cuentas. El PP de Madrid sólo se libró de las consecuencias penales de Fundescam porque el presunto delito estaba prescrito. Como la memoria de Aguirre”. 

Aguirre y Bárcenas.

Aguirre sostuvo que, en su vida, no habló “con ese señor [Luis Bárcenas]. “En mi vida. ¿Entiende?” Pero, en 2009, en una entrevista en la Cadena SER, admitía una conversación con Bárcenas. También habló con Luis Bárcenas al menos en otra ocasión: cuando el entonces gerente del PP y el tesorero del partido, Álvaro Lapuerta, advirtieron a Aguirre delante de Mariano Rajoy sobre el mayor chanchullo urbanístico de la Gürtel, el de Arganda del Rey: un pelotazo millonario que se llevó Martinsa y en el que Lapuerta señalaba a Ignacio González. La propia Aguirre admitía esa reunión hace dos años, en su declaración por escrito ante el juez Ruz.

“He nombrado a más de 500 altos cargos y solo dos me han salido ranas”. 

Es falso, insiste Escolar, que repitiese sin cesar: “He nombrado a más de 500 altos cargos y solo dos me han salido rana”.  “La lista de investigados por corrupción que atesora esta cazatalentos es mucho más amplia que esos dos batracios que admite como propios. Además de Francisco Granados y Alberto López Viejo, Aguirre también nombró a muchas otras ranas, empezando por su delfín, Ignacio González, hoy imputado por su inexplicable ático marbellí. La lista es larga, crece por semanas y está casi completa aquí”. 

Aguirre siempre protegió a Beltrán Gutiérrez.

Se resistió a echar a Beltrán Gutiérrez Moliner, funcionario del partido, imputado. “Beltrán Gutierrez Moliner –otro batracio– está imputado pero no es un funcionario y se le puede despedir, salvo que las reformas laborales que ha aprobado el PP estén en vigor en toda España menos en la calle Génova número 13. Aguirre no echa a Gutiérrez Moliner por la misma razón por la que Mariano Rajoy estuvo pagando durante meses un sueldo en diferido a Luis Bárcenas: porque es su tesorero y sabe demasiado. Por eso Aguirre protegió a Beltrán cuando fue imputado por las tarjetas black y por eso lo sigue amparando hoy”.

Benjamín Martín Vasco, hablando con Aguirre, en marzo de 2009.

Escolar advierte que Aguirre hoy reniega de Benjamín Martín Vasco, un imputado en la Gürtel, que fuera diputado del PP en la Asamblea de Madrid en la lista que ella misma encabezaba. “No solo era alguien de su confianza sino también ‘un buen amigo’. Así lo definió ella misma cuando excusó su presencia en un importante concierto homenaje de las víctimas del 11M para ir a su boda. Aguirre no solo estuvo como invitada: también fue testigo en la que ella ejerció como testigo y Francisco Correa como patrocinador. Una boda pagada por La Gürtel” 

      “Voy a reincorporarme a mi plaza de funcionaria”.

Es igualmente falso que se reincorporase a su plaza de funcionaria. “Cuando dejó la política (otra mentira), Esperanza Aguirre no volvió a su plaza de funcionaria en Turespaña. Fue contratada a dedo por el ministro José Manuel Soria como asesora de la Secretaría de Estado de Turismo en un puesto de libre designación. También está por demostrar que Aguirre trabajase siquiera durante esos pocos meses que pasó como ‘funcionaria’, mientras daba ruedas de prensa y entrevistas,  escribía carísimas tribunas en ABC y mantenía la presidencia del PP de Madrid. El despacho de Aguirre como asesora estaba en otro edificio distinto al de esa supuesta jefa a la que en teoría asesoraba. Tampoco es cierto que cobrase el sueldo de un funcionario: como asesora, ganaba bastante más”.

       Aguirre, conmocionada ante la prensa.

“Cuando, en 2012, dejó la primera línea de la política, Aguirre anunció que también dejaría la presidencia del PP de Madrid en manos de Ignacio González. Después no lo cumplió. Solo dejó la presidencia del PP de Madrid, en 2016, al borde de su mandato, acosada por los casos de corrupción y casi cuatro años después”.

       Esperanza Aguirre: “La Comunidad de Madrid no tiene espías”

El 29 de enero de  2009,  la presidente del Gobierno madrileño, Esperanza Aguirre, manifestaba que “la Comunidad de Madrid no tiene espías” ante las preguntas de la prensa en torno al escándalo de espionaje político en su región. Ocho años más tarde, los propios espías confesaban ante el juez la falsedad de esta afirmación. Tres de los agentes que hicieron estos seguimientos a los rivales políticos de Esperanza Aguirre e Ignacio González  tiraban de la manta y aseguraban que el espionaje lo montó Sergio Gamón, el antiguo guardaespaldas de Aguirre y exmarido de una de las secretarias de la muy honesta lideresa. “Todo lo organizaba gente que daba cuentas a Esperanza Aguirre”, decían los propios espías ante un caso que Aguirre –la Nixon de este Watergate– también dijo que “quedaría en nada”, pero que sigue en un juzgado bajo instrucción.

        Aguirre, al volante de su coche, junto a Ignacio González.

En abril de 2014, tras el incidente con su coche, Esperanza Aguirre declaraba: “En ningún momento he arrollado a nadie y mucho menos me he dado a la fuga”. “He presentado mi documentación a los agentes de movilidad, quienes sin motivo alguno, querían que siguiera allí parada cuando ya habían transcurrido 15 minutos. No he arrollado a nadie. He arrancado mi coche y al salir he rozado la moto de un agente y la he tirado al suelo. Poco tiempo después, siete agentes se han presentado en mi casa. Lo único que querían era una foto”. Ignacio Escolar habla de la falsedad de Esperanza: “Los agentes hicieron con Aguirre exactamente lo mismo que habrían hecho con cualquier otro conductor que aparcase en plena hora punta en el carril bus de una de las calles más transitadas de la ciudad. Tampoco es cierto que apareciesen en su casa ‘poco tiempo después’. Persiguieron a la lideresa a la fuga por las calles de la ciudad, pidiéndole en repetidas ocasiones que se detuviese, hasta que Aguirre llegó a su casa, entró en su aparcamiento y se refugió tras su escolta de la Guardia Civil. No ‘querían una foto’, sino cumplir con su deber. Aguirre se fugó de los agentes de movilidad cuando la estaban multando, como demostraron las cámaras de vídeo, el atestado de los agentes y la propia investigación judicial. Las cámaras de seguridad probaron que  Aguirre apenas estuvo cinco minutos, y no quince, hasta que se fugó”.

 “No es que haga números a final de mes, ¡es que muchas veces no llego!"

Esperanza Aguirre se ganó la repulsa unánime de la oposición por unas pintorescas declaraciones hechas en noviembre de 2006 y publicadas en una biografía en las que aseguraba que no llegaba a final de mes. El líder de los socialistas madrileños, Rafael Simancas, calificó de “frivolidades” estas palabras de la presidenta de la Comunidad de Madrid y le exigió que se disculpase ante los ciudadanos, jóvenes y mayores principalmente. La diputada de IU, Margarita Ferré, fue más lejos y aseguró que “la señora presidenta delira”, ya que no distingue entre la ficción y la realidad. “A este paso –añade Ferré– es capaz de pedirnos un asistente social para el palacete”. E Ignacio Escolar concluye con ironía: “La condesa de Bormos, Esperanza Aguirre, y su marido, el conde de Murillo, Fernando Ramírez de Haro, viven en un lujoso palacete en el centro de Madrid y son dueños de un extenso patrimonio. En 2012, como publicamos en eldiario.es, Aguirre y su marido cobraron más de cinco millones de euros por la venta de un cuadro de la familia. Lo típico de no llegar a fin de mes”.

Esperanza Aguirre y Francisco Granados, saltando y cogidos de la mano, en la época dorada.

Aguirre tampoco asumió su responsabilidad política de todos los años al dejar el PP de Madrid, “porque solo dimitió a medias, como es su tradición. Se fue del partido pero no de su cargo como portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid. Su segunda dimisión llegó solo siete años después de que estallase la Gürtel y quince meses después que Francisco Granados, su número dos en el PP de Madrid, fuese encarcelado por corrupción”.


 Pipiiii, próxima parada, canal de Isabel II..., sigan subiendo, chorizos bananeros...











El humor en la prensa de esta semana: Forges, El Roto, Peridis, Malagón, Vergara, Dani Gober, Manuel F., Pat..





















Pep Roig, desde su rincón de Mallorca: Estruendo, Levitando, Borrón y lo mismo, Privilegios entre rejas, Retorciendo.







Declaración íntegra de Esperanza Aguirre ante el tribunal por Gürtel Europa Press
Esperanza Aguirre rompe a llorar Diario de Navarra
La humanidad ha avanzado en muchos sentidos, desde la invención del Donuts de Pantera Rosa, hasta el acelerador de partículas. ¿Hasta cuándo se seguirá pensando que todo esto se rige por un ser superior? LocoMundo: Fe y creencias ¿Hasta cuándo? #LocoMundo27 | #0 #0