sábado, 5 de agosto de 2017

Las farmacéuticas ¿pretenden curar o son una estafa?

La gran contradicción de la medicina.

“El mercado farmacéutico –escribe Maryssa Ruiz en LQSomos– supera las ganancias por ventas de armas o las telecomunicaciones. Por cada dólar invertido en fabricar un medicamento se obtienen mil de ganancias, gracias a que, si alguien necesita una medicina y dispone de recursos, la compra, pero… ¿Qué ocurre si no tienes el dinero suficiente para comprar esa medicina? Pues que no importas, que no significas nada para esta sociedad capitalista cuyo único fin es el beneficio económico y terminarás por morirte de asco.

“El mercado farmacéutico está dominado por grandes empresas de los países industrializados, a pesar de los avances de algunas naciones en desarrollo, y acapara una gran parte del mercado mundial gracias al control de la innovación y el desarrollo. El sector farmacéutico se encuentra en continuo crecimiento y se caracteriza por una competencia oligopólica en la que 25 empresas controlan cerca del 50% del mercado mundial. La globalización le ha permitido a las farmacéuticas maximizar sus beneficios ya que compran las materias primas en los países donde son más baratas (países en vías de desarrollo), instalan sus fábricas en donde las condiciones laborales son más ventajosas y venden sus productos fundamentalmente en los países donde la población tiene mayor poder adquisitivo y los servicios de salud están más desarrollados. De esta forma consiguen fabulosas ganancias, recurriendo a estrategias muchas veces cuestionables que, gracias a su poder, suelen gozar de una gran impunidad, aplastando a competidores menores y presionando a los gobiernos. La estrategia consiste en realizar una gran presión propagandística de los medicamentos fabricados, aunque no sean útiles y puedan ser nocivos para la salud. Los explotan al máximo en forma de monopolio y en condiciones abusivas. Reducen la investigación de las enfermedades que afectan principalmente a los países pobres, porque no son rentables, concentrándose en los problemas de las poblaciones con un alto poder adquisitivo. Y fuerzan las legislaciones nacionales e internacionales para favorecer sus intereses, aunque sea a costa de la salud y la vida de millones de personas. De esta manera hacen que este sector se convierta en uno de los principales cánceres del planeta que está acabando con la vida del ser humano de una forma lenta, minuciosa, consentida y legalizada. Y la industria farmacéutica convierte la enfermedad en un negocio”.

España tiene un gasto farmacéutico (GF) elevado y en parte escondido. Si nos fijamos en las comparaciones públicas internacionales (Health Data 2014) podemos constatar que nuestro gasto farmacéutico se situaba por encima de la media de la OCDE. El  gasto farmacéutico en recetas, que es uno de los impulsores del crecimiento del GF, se moderó durante algunos años, pero ha vuelto a incrementarse y el GF hospitalario no ha dejado de crecer incluso en los años en que disminuía el GF de recetas. Ese es el primer reto que afronta el sistema sanitario, controlar el GF y homologarnos cuando menos al promedio de la OCDE.

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